viernes, 21 de noviembre de 2014

UN VIAJE AL PASADO



    A tan solo cinco horas en coche de la capital de España, e impresas en las paredes de algunas cuevas, podemos admirar las magníficas obras de arte que el hombre del Paleolítico nos dejó a su paso por Asturias.



Manada de caballos - La salle


Mamut - La salle

    Visitar alguna de estas cuevas un fin de semana y admirar esas maravillosas manifestaciones artísticas, que tienen entre 25.000 y 10.000 años de antigüedad, sin duda ha sido una experiencia tremendamente emocionante. La sensación que produce introducirse en galerías en las que hace tantos miles de años otros seres humanos han estado y han dejado sus obras, es indescriptible.

    Una gran variedad de representaciones inundan las paredes de estas cuevas, que no dejan de sorprenderte a medida que avanzas por su interior: 
  • Caballos.
  • Cérvidos.
  • Bisontes.
  • Mamut.
  • Negativos de manos.
  • Grabados.
  • Signos. 
    
    Pero si tuviera que elegir una de ellas, me quedaría, sin ningún lugar a duda, con la cueva del Pindal . En su interior y cuando te sitúas enfrente de una inmensa pared de piedra, un escalofrío te recorre todo el cuerpo cuando observas las distintas pinturas y grabados que allí dejaron nuestros antepasados, hace aproximadamente 18.000/13.000 años.

 
Panel principal en el Pindal - Ménsula ediciones

 
    Se podría estar horas y horas, llegando incluso a perder la noción del tiempo, simplemente contemplando una y otra vez esa maravilla que ha llegado a nuestros días, como si estos hombres que las crearon hubiesen estado ayer y no hace tantos miles de años.



 

    Y si a eso le añadimos el magnífico enclave en el que se encuentra la cueva, podría afirmar que no me importaría en absoluto quedarme allí toda la eternidad.

  Desde la entrada de la cueva, se puede observar un impresionante y espectacular acantilado, que te inunda de múltiples sensaciones todos los sentidos y ante la belleza de la vegetación y de ese bravo y magnífico mar Cantábrico, la respiración casi se te entrecorta.

Exterior de la cueva - Panoramio


    La mano de la naturaleza y la mano del hombre se estrechan en perfecta armonía, formando un lugar de inigualable belleza y de incalculable valor, en el que perderse durante horas es una experiencia difícilmente igualable.




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